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En esta segunda parte de la imagen se me aprecia a mí en el bajo, luego a Richard en la guitarra y el Marciano gritando a viva voz. "Matanza animal" no es una de nuestras mejores canciones y creo que perdió su valor para nosotros después de un tiempo. Es conocida porque la grabamos en estudio, pero difícilmente la tocábamos en los conciertos. La letra intenta plasmar una corrida de toros desde el punto de vista del toro. En verdad es una canción olvidable. "Máscara de libertad" fue una respuesta indignada a la aparición de Mario Vargas Llosa en la política peruana exigiendo libertad para el sistema financiero. Nos parecía que era una aberración, una burla, exigir libertad de capitales e inversión cuando dicho concepto debía ser exigido para mejorar la calidad de vida de los peruanos. Esta sí era una buena canción y sonaba muy bien en los conciertos.
"Kaos General" merece un párrafo aparte. Fue la canción emblemática del grupo y tenía una magia particular con la gente. Transmitía una emoción pura, descarnada y energética. Aumentaba los decibeles del alma, sin duda. La letra es muy simple, como se puede apreciar, pero aunque algunos no lo crean fue hecha así a propósito. La inspiración provino de un grupo italiano clave para el Marciano y para mí: Raw Power. Este grupo tenía una canción que empezaba con un grito destemplado y luego mantenía el ritmo de la misma repitiendo algunas frases sencillas. La idea del grito se nos había quedado grabada y así empezaba nuestra canción. Luego pensé en el ritmo de la misma y sabía que teníamos que repetir "Kaos, kaos, kaos, kaos general". Era como un estribillo mántrico que hacía entrar a la gente en trance. Por eso pensé que cada línea o verso de la letra de la canción debía decir "kaos general!!"... lo que buscábamos era la conexión con el impulso salvaje del inconformismo y la rebeldía, por eso el estribillo era tan importante y tan potente para transmitir dicho mensaje. El resto de la letra lo llené con situaciones sencillas de la vida diaria de una persona: desde que naces, en la educación, en la sociedad, en el gobierno, hasta llegar a la amenaza global de entonces que ahora ya suena pueril: la guerra nuclear. Queríamos conseguir un efecto adrenalínico, no era una letra para pensar, sino para gritarla con toda nuestra furia... por eso sigue siendo tan contagiante aún ahora. Suprema.
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